Conciliar es posible si sabes cómo

“Hasta que las madres no reconozcamos el valor de maternar, no se va a valorar fuera”

"Conciliar es posible si sabes cómo", asegura Yolanda Herrero Mor. Y lo dice con conocimiento de causa porque ella misma trabaja a diario ayudando a madres y padres a conciliar su vida familiar, profesional y personal a través del mindfulness. Algo que a priori podría sonarte un poco “hierbas” se vuelve más real cuando te cuento que yo hoy estoy aquí escribiéndote esto después de haber renunciado a mi trabajo y emprendido mi propio negocio precisamente porque hace ahora año y medio conocí a Yolanda y me puse en sus manos.

Si sientes que ya no puedes más, que estás a punto de reventar, he querido traerte esta entrevista especialmente para ti. Sigue leyendo y luego me escribes y me cuentas qué te ha parecido.

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Qué significa conciliar

¿De qué hablamos cuando hablamos de conciliar?

De armonizar vida familiar, profesional y personal. De compaginar cada una de esas parcelas, sabiendo que para satisfacer nuestras necesidades en cada una de ellas necesitamos contar con los otros. Sentir que no compiten entre sí, sino que crecen y se enriquecen las unas de las otras.

Parece que estoy hablando de la cuadratura del círculo, pero en realidad cuando dejamos de poner el foco fuera, en las circunstancias, y ponemos el foco dentro, en nuestro modus opreandi la cosa cambia mucho. Cuando entendemos qué nos mete en la rueda de hámster y aprendemos a desactivar los mecanismos internos que la alimentan, empezamos a armonizarnos por dentro y tomar decisiones mucho más conciliadoras que acaban por armonizar nuestro entorno. Es ley de vida.

¿Crees que sigue siendo un tema tabú en muchos sectores profesionales?

Creo que es un elefante en mitad de la sala de lo social, las organizaciones y las familias, que nos empeñamos en rodear, pero esta pandemia ha venido a señalarlo con luces de neón.

A menudo no ponemos encima de la mesa nuestras necesidades de conciliación por miedo a que se ponga en entredicho nuestro compromiso con la empresa. Pero por mucho que queramos echar tierra sobre el asunto y quedarnos con el “es lo que hay”, las necesidades están ahí y es mucho más saludable y productivo atenderlas. Tanto en el corto como en el largo plazo.

Durante muchos años en las encuestas de clima laboral, la conciliación ha sido un tema pendiente. Por suerte cada vez más empresas se van dando cuenta de que los problemas de conciliación de sus empleados son palos en la rueda de la organización y están priorizando adoptar medidas más conciliadoras como puede ser el teletrabajo.

Adoptar estas medidas para muchas está marcando una ventaja competitiva a la hora de retener talento.

La conciliación en España y en otros países

¿Por qué se nos da tan mal conciliar en España?

Por dos cuestiones fundamentales: porque el modelo educativo que hemos recibido tenía como prioridad que pudiésemos trabajar y ganarnos la vida. Hacer de nosotros “mujeres y hombres de provecho” por encima de todo. Por otro lado, porque no se reconoce la necesidad básica que tienen los niños de pasar el mayor tiempo posible con su madre y con su padre, especialmente en los primeros años de vida.

También somos herederos de un modelo educacional mayoritariamente autoritario que se refleja en los modelos directivos que fomentan el presentismo laboral y la fiscalización del desempeño en lugar del trabajo por objetivos.

¿Qué ejemplos podríamos adoptar de otros países?

Lo que marca la diferencia es que los países más avanzados como los escandinavos, protegen el puerperio y la primera infancia. Son conscientes de la repercusión que tiene para la sociedad la falta de apego y por eso promueven permisos parentales mucho más largos y una educación realmente adaptada a las necesidades de los niños.

Hay países que también contemplan permisos antes de dar a luz porque son conscientes de las necesidades de la madre en esos momentos previos al parto. Proteger el puerperio y facilitar el desarrollo del bebé junto a la madre en sus primeros meses de vida es importante para el bienestar de ambos. Los humanos necesitamos un periodo de exterogestación de otros 9 meses aproximadamente, fuera de la madre pero pegados a ella, que el gobierno español y muchos ciudadanos pasamos por alto.

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¿Conciliar es sólo cosa de mujeres? A veces, lo parece…

No, no lo es. Como decía al principio, esto es cosas de todos. Madres, padres, hijos, familias, empresas, gobiernos y demás agentes implicados. La no conciliación acarrea problemas sociales que al final sufrimos todos, tengamos hijos o no.

El problema que tenemos las mujeres es que la naturaleza nos ha dado el don de gestar, parir y amamantar a nuestros hijos y no queremos dejar de hacerlo a la vez que seguimos escalando cotas en lo profesional.

Nos cuesta darles a nuestros hijos el apego que necesitan porque la mayoría no lo tuvimos y por otro lado sentimos que, si nos quedamos en casa cuidándoles los primeros meses de vida, perdemos trenes en lo laboral.

A las españolas nos cuesta darnos permiso para maternar porque nos han educado para ser “mujeres de provecho” y se nos olvida que tenemos en nuestros brazos al futuro de la humanidad. El mejor trabajo que podemos hacer para el resto de la sociedad cuando tenemos hijos, en el que además somos insustituibles, es darles a nuestros hijos la presencia física y emocional que necesitan de nosotros para crecer como adultos reconciliados. Cuando ponemos consciencia en esa necesidad, los recursos llegan, el vínculo crece y el desarrollo personal que promueve esta etapa de vida, repercute muy positivamente en el desempeño laboral de las mujeres.

Criar a un hijo es probablemente el proyecto más difícil que nos toque sacar adelante, pero la recompensa a nivel personal, familiar y profesional es muy grande. Cuando el hogar está bien, lo profesional va mucho mejor. Pero primero hay que empezar por lo básico, por uno mismo, para poder gestionar de la mejor forma el resto de las parcelas.

El reto es que esto sea sostenible para todos y para la mayoría no lo es. Porque vamos negando necesidades muy básicas desde el principio por cumplir con las expectativas del entorno. Expectativas que muchas veces no se corresponden con la realidad de ahora, porque se forjaron para suplir la falta de mirada en la infancia.

La falta de conciliación en este sentido es una pescadilla que se muerde la cola.

La conciliación después de la pandemia

¿Crees que la pandemia ha ayudado a visibilizar el trabajo esencial que hacen las mujeres dentro y fuera de casa?

Tengo mis dudas. Creo que cada uno se ha solucionado la papeleta como ha podido y que los niños son los grandes damnificados de todo esto. Más horas de pantallas para que los padres puedan trabajar, madres y padres más estresados que pierden la paciencia con ellos, restricciones sin sentido que no han tenido en cuenta sus necesidades, etc.  Para visibilizar los cuidados hay que priorizarlos, tomar partido por ellos y dejar de hacer otras cosas o reivindicar hacerlas de forma más sostenible para todos sin pasar por alto las necesidades de la infancia. Siento que a veces se ha mostrado a los niños como “el problema”, como el impedimento para no seguir rindiendo en el trabajo como si nada, a pesar del tsunami que ha generado esta pandemia. Creo que hasta que las madres no reconozcamos el valor de maternar no se va a valorar fuera. Todavía nos falta, pero estamos en el camino.

¿Teletrabajar y conciliar… es lo mismo?

No, aunque en muchos casos lo facilita. Hay personas que necesitan tener en presencial la parte de socializar en el trabajo. Para otros tener en casa la oficina les impide desconectar del trabajo y acaban echando más horas. El teletrabajo bien implementado no consiste en ahorrarse el trayecto al trabajo y hacer lo mismo que en la oficina desde casa. El teletrabajo bien implementado implica trabajar por objetivos y flexibilidad horaria. Ahí nosotros y nuestros hijos tenemos mucho que ganar. Creo que a nivel de conciliación una de las cosas buenas que ha traído la pandemia ha sido el teletrabajo. Lo que antes para muchas empresas era impensable, ahora es una alternativa que ha venido para quedarse.

Ayudar a conciliar

 ¿Cómo ayudas tú a que las familias concilien más y mejor?

Ayudo a las madres y padres que son el pilar de las familias a tomar consciencia de sí mismos a través del autoconocimiento profundo que facilita la práctica del mindfulness. Necesitamos estar bien primero nosotros para sostener a nuestros hijos y sentirnos alineados con nuestro trabajo. Nos cuesta tomar decisiones más conciliadoras porque estamos desconectados de nuestras verdaderas necesidades, de nuestros valores y de lo que nos ayuda a recuperar el equilibrio que perdemos metidos en la rueda de hámster.

Salir de ahí es prioritario para empezar a poner orden y que la vorágine de nuestro día a día no se nos lleve por delante, ni a nosotros ni a nuestros hijos. Es difícil hacer ese ejercicio por uno mismo porque la corriente interna nos arrastra y el entorno favorece esa inconsciencia. Pero hay recursos muy eficaces y avalados científicamente para salir de ahí, como es la práctica de la atención plena (mindfulness), y otras disciplinas afines que aplico en la consulta individual y el resto de mis formaciones. Además, en poco tiempo se pueden ver grandes resultados.

¿La conciliación es posible en todos los casos?

Sí. Sólo hay que querer y disponer de las herramientas adecuadas para hacer los ajustes internos que armonizan nuestra realidad externa. No sólo es posible sino necesaria para que nuestros hijos dejen de sufrir carencias emocionales que repercutirán en su desarrollo y el bienestar social. También para poder darles un ejemplo de estilo de vida más sostenible.

¿Qué consejos darías a todas esas madres que se sienten desbordadas por no llegar a todo?

Que no hay que llegar a todo. Que lo importante es que se pongan manos a la obra para recuperar el equilibrio interno, que hasta la más pintada pierde con la maternidad, y que, si no pueden solas, pidan ayuda.

Que no hay que renunciar a una carrera profesional por ser madre, que se trata de anteponer en cada momento lo que para ellas y su familia sea prioritario. Cuando el hogar está atendido, lo profesional, si estamos donde queremos estar, se vuelve más satisfactorio.

Que la corresponsabilidad es necesaria para conciliar y se ejerce de forma explícita. No esperar a que el otro coja el testigo de la crianza y los cuidados sino expresar nuestras necesidades para conectar con las de nuestros hijos y que las podamos satisfacer entre todos.

Yolanda, experta en conciliación

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Yolanda Herrero Mor es, como dice una alumna suya, “rescatadora profesional de humanos de la rueda de hámster”. Ayuda, sobre todo a madres y padres, a conciliar vida familiar, profesional y personal desde su propia sabiduría interna y de paso, ser un modelo sano, coherente y feliz para sus hijos.

Es madre, emprendedora, consultora y formadora de mindfulness, especialista en conciliación, empresas y familias. Autora del libro «Conciliar o reventar. Cómo reconciliarte contigo para armonizar tus circunstancias aquí y ahora» que fue bestseller en Amazon en el lanzamiento en la categoría de cuerpo, mente y espiritualidad.

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