El parto de Verónica en Tauli (Sabadell)

En mi caso todo fue tan impresionante que lo sigo recordando y me emociono. ¿Quién me iba decir a mí que mi primer bebé llegaría en medio de una pandemia, y no solo eso, que llegaría el peor fin de semana de todos, el fin de semana que se preveía el pico de curva de contagios (29/03/20)?

El mundo se paró, la gente estaba encerrada en sus casas y yo me dirigía hacia el hospital tener a mi bebé. Hasta el último momento no supimos si iba ha poder estar acompañada o no (nunca imaginamos que el ser padres empezaría de esa manera). Finalmente estuve con mi pareja  y yo no sé qué clase de magia se genera en esa sala que hizo que el papá y yo olvidáramos por un momento que fuera estaba muriendo muchísima gente. 

El bebé llegó. Todo fue bien a pesar de acabar con cesárea, y aunque mis vistas desde la habitación era ver al ejército limpiando las calles, yo sólo pensaba en mi bebé. ¡Fue el parto más seguido de la historia! Todo el mundo, familia y amigos, no tenían otra cosa que hacer que estar pendientes del móvil.

El mundo se paró y llegaste tú

Lo duro vino luego... Aún siendo cesárea, al día y medio ya estábamos en casa. Nos dieron el alta y decidimos pasar por casa de los abuelos para que conocieran a su nieto aunque fuera a través del cristal del coche y eso fue realmente “matador”. Había lágrimas de alegría y de pena a la vez. ¿Cómo podía estar pasando eso? Nuestra familia no podía acercarse a nuestro niño. Fueron minutos, pero no los vamos a poder olvidar nunca.

A la semana de dar luz vino la  comadrona a casa para retirarme las grapas, yo no me encontraba muy bien, me notaba la barriga dura, caliente, roja... Efectivamente esa misma noche mientras amamantaba al bebé me di cuenta de que el suelo estaba lleno de sangre. Se me abrió la cicatriz.

Corriendo avisamos a la ambulancia y mientras llegaban instintivamente me coloque al bebé en el pecho y pensé: "hijo, come, porque no se qué va a pasar". La ambulancia me llevó de urgencias y mi bebé, con solo una semana, se quedaba en casa sin mí. 

En el hospital ni se acercaron. Tenía una herida abierta y sólo sabían preguntarme si me habían hecho la prueba del COVID. No se querían arriesgar. Me miraron de lejos y me dijeron que era infección, que me tomara antibiótico y que no me preocupara, que ese líquido tenía que salir. De repente me vi en la calle, en zapatillas y con una bata llena de sangre. Un amigo me recogió y me llevó a casa. Por suerte sólo fueron 3 horas fuera y el bebé las pasó durmiendo. 

Y al margen de todo esto tengo que decir que él me lo puso muy fácil. No sé si pensaría que estaba sola, que no iba a tener ayuda de mi madre ni familiares, y que era un momento difícil. Quizá por eso me lo puso así de fácil.

La familia y amigos lo conocieron  a los 2 meses de vida y tengo cada encuentro grabado en mi cabeza.

Y ahora, después de siete meses, sé que este bebé vino en el momento que tenía que venir. Si su momento fue en medio de una pandemia sería por  algo.

Verónica