El parto de Mayte en el Hospital Infanta Leonor

El sábado 14 de marzo, como muchos fines de semana, mi marido y yo nos pusimos Netflix para disfrutar de un episodio de nuestra serie favorita en ese entonces. La única cosa diferente es que llevábamos todo el día a la espera de que saliera el presidente del Gobierno a hablar sobre el estado de Alarma. Cuando me quise dar cuenta, me había quedado dormida, y había disfrutado de unas horitas de siesta. Estaba de 37 + 4 semanas. De repente, al despertarme de la siesta, aunque al principio no supe reconocerlo.... ¡¡había roto aguas!!

El día anterior había tenido la última consulta con la matrona y me dijeron que había dado positivo en la bacteria de estreptococo, por lo que tenía entendido que una vez que rompiera aguas, tenía que irme de urgencia. Conseguí despertar a mi marido de su dulce siesta... y con las mochilas preparadas, irnos al Hospital Gregorio Marañón. Una vez llegué allí, me dieron la noticia de que no estaba absolutamente nada dilatada y que al ser primeriza... podría estarme días así. Empecé a sufrir las consecuencias del momento por el que estaba pasando la sanidad... al parecer iba a tener un parto larguísimo, y no tenía ni camas ni habitaciones libres, por lo que me dijeron que pensara en otra alternativa.

He de recalcar que soy una Malloquina, afincada en Madrid desde hace 7 años, y que todavía no me conozco toda Madrid, por lo que cuando me plantearon la idea de tener que buscar otro hospital, sólo se me ocurrió decir que el más cercano. Me prepararon los papeles, y me dijeron que sí tenía cómo trasladarme al otro hospital, ya que con esta situación, las ambulancias estaban todas ocupadas y tardaría muchísimo en poder llevarme. Accedí a dejar mi ambulancia a disposición de los afectados por Covid-19, así que entre mi suegra y mi marido me acercaron al Hospital Infanta Leonor. Después de un trayecto en coche y con el GPS puesto... llegamos a nuestro destino.

Para mi sorpresa en el Hospital Gregorio Marañón, estaba muy cómoda, ya que cuenta con las instalaciones de Maternidad, pero el Hospital Infanta Leonor.... tuve que entrar en silla de ruedas por el acceso de urgencias, a la par que entraba una camilla con un enfermo por Covid-19 y enfermeros con trajes de astronautas... ¡Por fin llegué a la zona de monitorización! Pero mi marido se tuvo que quedar fuera solo... De repente, desaparecen todas las enfermeras y escucho gritos de "¡por fin sale Pedro Sánchez a hablar!". Estaba declarando el Estado de Alarma y yo no sabía de qué iba nada... sólo pensaba en que estaba sola, y que no sabía que estaba pasando. Finalmente conseguí que dejaran pasar a mi marido y poder apoyarnos mutuamente en un momento tan desconcertante como estaba siendo ese...

Después de horas, conseguí que me subieran a planta, y empecé a sentir las contracciones de noche. A las 3 a.m. me bajaron a paritorio con 3cm de dilatación. Pasé toda la noche en paritorio, con contracciones y sin que la epidural me terminara de hacer efecto. Finalmente a las 10 de la mañana del domingo 15 de marzo, empecé a empujar, y mi marido estaba ahí aguantando el espejo que a mi me ayudaba tanto a seguir sacando fuerzas. Justo llegó Martín a este mundo y miré a mi marido, ya que fue el primero en verlo, iba a llorar de emoción, y de repente le cambió la cara.

Como en una nube

Martín nació y no rompió a llorar. Rápidamente activaron su protocolo, y todo tuvo un final feliz. Recuerdo nuestros primeros minutos juntos, un tanto raros, como si en un sueño o en una nube me encontrara... y efectivamente, con la que estaba cayendo fuera, nos encontrábamos en una NUBE. En cuanto me prepararon para subir a planta recuerdo perfectamente lo que me dijo la ginecóloga: "recuerda que no puedes salir de tu habitación, ya que en este momento, es la única planta limpia de Covid-19". La verdad que en ese momento no supe casi de lo que me estaba hablando, pero los días posteriores en planta, los recuerdo agridulces... Me encontraba sola en una habitación con un bebé recién nacido, sin poder salir ni a estirar las piernas por el pasillo, cansada, y exhausta, sin saber qué hacer, sin poder recibir la visita de mi madre, que perdió el billete de avión que tenía reservado por culpa de la situación por la que estaba pasando el país, mi marido sin un triste café de cafetería porque estaba cerrada y mientras en la Tv de la habitación del Hospital... dándome de narices con la realidad.

Recuerdo que, como mientras daba a luz fue cuando se activó el Estado de Alarma, en ese momento no existían ni protocolos anti covid, ni mascarillas, ni PCR, ni nada, así que después de 3 días de hospital, nos dieron el alta con la sorpresa de que al llegar a casa me di cuenta de que había perdido el gusto y el olfato! En fin, después ya vino el encerrarse en casa, sin entender lo que necesitaba un recién nacido, sin que le pudiera conocer ni tocar nadie, nosotros sin poder dormir, una lactancia sin éxito, citas médicas en pleno Estado de Alarma, que salías a la calle y sentías que estabas delinquiendo...

Afortunadamente, Martín es un niño sano de 18 meses, y no nos queda otra forma de ver la experiencia vivida que como un curso exprés de Ma-Paternidad. Sentimos que haber sido madre o padre primerizo en esta situación, equivale a dos años de experiencia en una Ma-Paternidad en situación normal. Ahora, a las mamás y papás primerizos en esta misma situación, no me queda otra cosa que decirles: ¡por fin veo la posibilidad de empezar a vivir la experiencia de padres primerizos como hasta ahora la habían vivido el resto!

Mucho ánimo, y mucho apoyo a todos, hasta ahora sentía que estaba sola en esto, y me sentía muy víctima de todo lo que estaba ocurriendo...sólo tenemos que cambiar la perspectiva de todo esto.

Muchas gracias por dejarme compartir mi experiencia,

Mayte