No estamos solas, estamos aquí

El confinamiento, como a muchas otras mamis que estaban a días de dar a luz, me pilló por sorpresa. El susto fue muy gordo, como me dijo con acierto uno de los tres psicólogos que me atendió durante mi posparto. El susto fue tan gordo que ahora que vuelvo a verlo todo venir me revuelve de arriba abajo. La verdad, yo no lo pude pasar peor. 😥

Nos encerraron en casa, nos obligaron a pasarlo todo solas o, en el mejor de los casos, en la compañía exclusiva de nuestra pareja. No hicieron ninguna excepción. Nadie consideró que una recién parida y su bebé eran dos personas dependientes que requerían apoyo de alguien más que de un marido que bastante tenía con ir improvisando en cada uno de mis bajones mientras leía por internet qué narices pasaba con la lactancia materna y por qué razón Gabriel no dejaba de llorar como un loco día y noche.

Muy sola

Fue horrible. Horrible. No hay otra palabra. Me vi muy sola, absolutamente abandonada por un sistema que se había olvidado de nosotras. ¿En serio no merecíamos una cita médica en condiciones con nuestra matrona a los siete días de dar a luz? ¿De verdad era tan grave que nuestra madre viniera a echarnos una mano en casa? Una casa que se nos cayó encima y de la que sólo queríamos escapar.

Me vi llorando sentada en la mesa de la cocina. Me vi sin fuerzas para consolar a un bebé que sólo sabía berrear o estar enganchado a mi pecho. Me vi agotada hasta el límite de arrepentirme de todo. Llegué a preguntarme que por qué me había hecho eso, por qué había decidido joderme así la vida. Así de duro, así de claro.

🍀 Por suerte, el tiempo pasó y con él se relajaron las medidas y yo volví a recuperar mis ganas y la ilusión de ser mamá. Ahora, cuando estamos a punto de cumplir los ocho meses desde que se iniciara aquella pesadilla, todo ha dado un vuelco de 180 grados. No me imagino la vida sin mi bebé y sé que no podría ser feliz de ninguna otra manera. Sé que ha llegado para llenarlo todo y para darnos luz en estos tiempos oscuros.

Coronamamis

Ayer, a propósito de la iniciativa #yotambiensoycoronamami, fuisteis muchas las que me escribisteis, compartisteis una foto para el álbum o me ayudasteis a darle difusión. Nunca me sentí tan arropada, nunca había sido tan consciente de cuántas hemos pasado por lo mismo, de cuántas hemos tenido que sufrir este castigo tan nuevo, tan injusto y que del que tan poco se ha hablado. Gracias de corazón. ❤️

Ahora mi preocupación está con el invierno que se nos viene encima. Pienso en todas las que estáis ahora embarazadas y se me parte el alma. No me quiero imaginar una ecografía sin poder estar acompañada de mi pareja y desde luego no puedo ni pensar en pasar el parto sola. No sé cómo hubiera sobrevivido tampoco sin que mi marido estuviera conmigo las 48 horas de hospitalización. No me podía ni mover. Cambiar de la silla a la cama era mi pequeña victoria. ¿Cómo hubiera podido ocuparme de un bebé de apenas horas yo sola en ese estado? De verdad, a todas las que habéis tenido que realizar alguna de estas hazañas, tenéis toda mi admiración. Sois unas campeonas.

🍍 Lo de ayer me refuerza en mi idea de lo importante que es crear comunidad, lo importante que es compartir para que otras sepan que no están solas.

Seguiré dando guerra. No estamos solas, chicas, os lo aseguro. Estamos aquí. 💪